Cuéntame un gol

Cuentos de fútbol

Reseña ¿Cuentos de fútbol?

La vida que pensamos (Alfaguara, 2014) está disponible en tiendas en formato físico e ebook. Páginas: 336 páginas Precio: 18,00 euros Ebook: 9,99 euros

La vida que pensamos (Alfaguara, 2014) está disponible en tiendas en formato físico e ebook.
Páginas: 336 páginas
Precio: 18,00 euros
Ebook: 9,99 euros

Hace casi veinte años, mientras trabajaba en una oficina en la que odiaba a mis jefes, a mi trabajo y al universo en general, escuché por la radio una rápida entrevista que le hacían a un jugador de fútbol de la selección nacional. El muchacho llegaba desde Europa, convocado para jugar un partido de eliminatorias para el mundial de Francia. Mientras tecleaba en el ordenador, me asaltó una imagen o una pregunta con forma de imagen. ¿Qué pasaría si ese muchacho exitoso, millonario y rutilante, en lugar de ser convocado por el entrenador de la selección, fuese llamado por sus amigos de la infancia para enfrentar el desafío anual en el que son derrotados, una y otra vez, desde que este buen muchacho se fue a jugar a Europa?

Subrepticiamente, mirando sobre el hombro de vez en cuando para que mis jefes no me descubrieran, escribí en unas horas el que sería mi primer cuento de fútbol, y le puse como título Esperándolo a Tito.

Tiempo después, y mientras seguía odiando con idéntica pertinacia a mis jefes y a mis tareas, me asaltó otra imagen: dos hermanos juegan un partido clave en una liga paupérrima de pueblo. En el peor momento de una derrota inminente, se miran a los ojos y entienden lo que tienen que hacer para torcer la marcha fatal del mundo. Y así nació mi segundo cuento de fútbol, De chilena.

Para entonces, en Radio Continental de Buenos Aires existía un programa los sábados en la tarde que intentaba unir el fútbol con la música, el cine y la literatura. El periodista que lo conducía leía algunos de los muy buenos y muy pocos cuentos futboleros que existían. Un puñado de textos de Roberto Fontanarrosa, Osvaldo Soriano. Alguna perla de Mario Benedetti. Me atreví a enviárselos y así empezó mi carrera como escritor.

Descubrí que inventar ficciones me aligeraba el espíritu. Y que a veces el fútbol, como terreno amigable y conocido, me servía como escenario para situar a mis personajes. No soporto a los publicistas del fútbol. Esos que, amparados en rótulos fáciles como «la pasión», el «amor incondicional» y cosas así, pretenden hacernos creer que el fútbol es una manifestación maravillosa, pura e ingenua del alma humana. El ámbito propicio para el desenvolvimiento de la ética y la estética de lo más hermoso del hombre.

Juego al fútbol, miro fútbol y considero que al mismo tiempo el fútbol puede ser el escenario de las actitudes más atroces, más reaccionarias, más burdas y desagradables.

Cuando jugamos al fútbol nos exhibimos abiertamente. Dejamos aflorar lo que somos, en lo más profundo. Lo mismo nos sucede cuando vemos jugar al equipo que amamos. Lo hacemos sin mediaciones, sin disimulos, sin disfraces. Y eso lo convierte en una oportunidad literaria interesantísima.

Si existe algo de valor en los cuentos que se sirven del fútbol para organizar escenarios es que, a partir de esa superficie conocida, cotidiana y en principio predecible, autores y lectores tienen la chance de remontarse hacia las cuestiones que animan toda literatura. El amor, el dolor, la esperanza, la pérdida, el amor, la soledad, la muerte, los sueños, la derrota. Esos temas últimos, definitivos, que hacen de nuestras vidas lo que son y lo que no son, pueden aflorar directa o tangencialmente en los libros que leemos.

Como autor, me encanta encontrarme con lectores que se acercan a decirme que el fútbol les gusta mucho y que estos cuentos de fútbol les han resultado gratos. Pero mucho más disfruto cuando se acerca alguien a decirme que odia el fútbol y que, sin embargo, estos cuentos les han sido significativos. Como si el arduo trabajo adicional de perforar el prejuicio volviese más luminoso el hallazgo final de una complicidad entre autor y lector.

Un modo de leer este libro es situarse en sus tramas, las cuales, de más cerca o de más lejos, se rozan con el fútbol. Otro modo es aproximarse a estas historias pensando en los amores, las traiciones, las esperas, las deudas, las revanchas, las decadencias, las herencias, las compensaciones, los desafíos y las reparaciones que esas historias dejan entrever. Más acá, o más allá del fútbol.

Espero que los lectores encuentren placentero caminar ese segundo sendero.

Fuente:http://www.huffingtonpost.es. 15.06.2014

El minuto decisivo

Team 1, Picture of Chocolate, del artista Vik Muniz

Team 1, Picture of Chocolate, del artista Vik Muniz

Mientras templamos los nervios hasta el arranque, el próximo 12 de junio, del Mundial de Brasil 2014, veinte escritores se calzan las bota del microcuento y saltan del vestuario dispuestos a darlo todo.

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Tiempo

Julio de 1966. Tengo en la muñeca mi primer reloj y miro una y otra vez su esfera. Mi padre me ha regalado el tiempo, pero no me pertenece. Oigo Birminghan en la radio. Oigo Iribar, Amancio, Suárez. Oigo Alemania, España, mundial. Miro una vez más el reloj. Las agujas marcan las nueve y media. Oigo la palabra eliminados.
Luis García Montero

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Tu estadio

Ah. ¿Qué no te gusta el fútbol? Entonces, las calles serán tu estadio. Del último minuto, del decisivo, a cada partido, te avisará el silencio en el barrio. Si luego estallan el clamor y los cohetes, será que habremos ganado. Si calla, no. Nadie escapa al Mundial, hombre. Que la tele o la radio puedes apagarla, pero a tus vecinos no.
León Arsenal

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Contraataque

Un contraataque claro. Un defensa por delante, en el círculo central, y después solo la hierba y el portero. El chico tira un caño y sale airoso. Veloz. Visualiza el gol que daría la Copa del Mundo a su país. El recibimiento. Las portadas. Las entrevistas. Su fichaje por un gran club. El dinero. Los coches deportivos. Las fiestas. Las prostitutas de lujo. Cuando pisa el área chuta sin apenas fuerza, muy desviado.
Juan Carlos Márquez

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De penalti

Te gritaban traidor por jugar en la selección de otro país. Ahora callan. Penalti en el descuento, posible prórroga. Conoces al portero. Lo miras. Se tirará a la izquierda. Pateas. A la izquierda y lo para. Pitido final y euforia de los rivales, salvo tu hermano, que ni con una Copa del Mundo te perdonará que te acostaras con su novia meses antes de que se casaran. De penalti.
Carlos Salem

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Balada futbolística

Yo corro por el césped para hacer lo que tengo que hacer, Dios me puso en el mundo y obedezco, ¿qué quieren todos estos? Me persiguen furiosos, lanzan patadas pero yo corro más. Encuentro un punto vacío en el área. Haré lo que sé hasta que los defensas se me echen encima -tras colarse en el estadio, la oveja mordisquea hierba con delectación.
Juan Soto Ivars

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Pelucas

La superstición de Del Bosque nos hundió. Se empeñó en que nos pusiéramos todos coleta, el talismán de moda. Aquel maldito teutón se la agarró a Ramos para impedirle rematar de cabeza el seguro gol de la victoria. Cayeron al suelo coleta y cabeza. Abierto el cráneo en el césped, el mundo entero supo que éramos todos máquinas.
Román Piña Valls

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Venganza

Se le paró la sangre al hacer sonar el silbato, porque faltaban dos minutos para terminar la prórroga del España – Francia y aquel penalti era decisivo. Es verdad, no lo había visto. Pero lo pitó espoleado por los gritos del público mezclados con el recuerdo de una novia francesa que le había roto el corazón.
Marta Rivera de la Cruz

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Es juego de monjas

De niño estuve en una escuela de monjas donde nos obligaban a jugar futbol todo el tiempo. Pensaban que esa dosis agotadora de futbol nos impediría masturbarnos. Inocentes: aprendíamos a respirar con ritmo intenso y sostenido, esencial en la vida sexual. Ellas hacían de nosotros grandes masturbadores. Pero aprendíamos a detestar el fútbol. Lo relaciono con la represión más perversa: deporte de monjas secas.
Alberto Ruy Sánchez

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Castigo máximo

En el último minuto, después de driblar al defensa, cuando el delantero cruzó el área de castigo con el cuero pegado a la bota, el guardameta salió de la portería y le agarró del cuello. Lo hizo con tanta fuerza que el delantero tuvo una erección. Entonces el árbitro se llevó el pito a la boca y silbó penalti.
Montero Glez

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Baggio 1994

Soy Roberto Baggio y voy a tirar el quinto penalti de la final. Si supero a Taffarel, Italia será campeona del mundo. Soy Roberto Baggio y si bato a Taffarel conseguiré, casi con toda seguridad el Balón de Oro por segunda vez consecutiva. Soy Roberto Baggio y puedo hacer enloquecer a mi país, a mi familia, a mis compañeros. Soy Roberto Baggio y sé que si meto ese penalti seré un héroe, haré historia pero nunca sabré nada de mí. De quién soy. De si sé levantarme del suelo. Soy Roberto Baggio.
Carlos Zanón

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Como no me gustaba

Como no me gustaba el fútbol, me eligieron de césped. En el primer minuto pensé que no aguantaría, que me desprendería en jirones. Con las primeras patadas, sin embargo, sentí un cosquilleo de placer que me hizo crecer vertiginosamente. Primero, ralentizaba las carreras y agarraba el balón. Luego, los engullí y me mecí con la ligera brisa, formando pequeñas olas.
Luis Muñoz

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Real Madrid

Es el 30 de julio del año 2666. Ya no existen naciones sobre la tierra, ni estructuras políticas complejas. Los Estados fueron sustituidos por clubes de fútbol. Acabaron las guerras, acabó el hambre. El fútbol se reveló como el destino perfecto y final de la Historia. Muchos equipos sucumbieron. Sucumbieron el Barcelona y el Atlético de Madrid y el Atlético de Bilbao. Pero hoy es la final del campeonato del mundo. No se enfrentan países sino clubes. Me llamo Curtis Cervantes y soy el delantero centro del Real Madrid. Que contra quién jugamos esta tarde: contra nadie. El Real Madrid es lo único que existe. Jugamos contra nosotros mismos. Somos lo único que ha quedado en pie: el pie, el blanco pie.
Manuel Vilas

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Un minuto para pensar en Sonia

Soñé con Sonia diez años. Cuando al fin la desnudé, sólo aguanté un minuto dentro de ella. Después, nunca respondió mis llamadas. Ahora en la final del mundial, se ha lesionado el portero y debo sustituirlo. Queda un minuto. El más largo de la historia. Veo la tromba de delanteros que se lanzan para masacrarme. Susurro como el conjuro más triste, más esperanzado: Sonia, Sonia, Sonia.
Juan Carlos Méndez Guédez

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El miedo del árbitro

Un equipo de rodaje está en mitad de la Gran Vía. Sábado, ocho de la tarde. No se trata de un Antonio López. No sé lo que es. Soy la única pasajera de un autobús que no conduce nadie. Abro Twitter y leo que la gente a la que no le gusta el fútbol no entiende la vida. Ahora sí entiendo.
Elvira Navarro

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Autogol

Del once titular, era el único que no había salido en portada alguna: deportivos, revistas de moda, prensa rosa o sección policial (el otro defensa central atropelló a una familia; fue exonerado). Ni siquiera tenía apodo. Cinco cromos suyos se cambiaban por el del arquero de Bosnia. Iban empatados, faltaba un minuto y ahora sí el país entero tendría su nombre en la boca.
Federico Guzmán

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Demasiado tarde

Que los mejores goles se meten con la mano lo empiezas a descubrir más tarde. Al principio todo son piernas, torsos sudados, cabezas desgreñadas, coces que siegan el área pequeña. El rugido del fondo, despertado por la ondulación de la red al recibir el balón. El sí del linier, el pitido inequívoco. Sólo después, en la pantalla implacable, esa mano. Borrosa y pixelada, apenas un defecto informático, pero innegable. Tarde y eterna, congelada como la foto de todas las victorias.
Sergio del Molino

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La última oportunidad

Aunque pasábamos una mala racha, la convencí para que viniera. No le gustaba el fútbol, pero allí estaba. Y viviendo el final con la misma angustia que yo. Córner. La última oportunidad. Y… ¡Gol! Nos abrazamos con una pasión ya olvidada. Al separarnos, dijo: Acabo de ganar 6.000 euros. Y supe que no pensaba gastar ni uno conmigo.

Martín Casariego

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Fin de ciclo

El esférico, una mole de hielo y roca, se desvió tras rozar otro cuerpo celeste, atravesó nuestro área a treinta mil kilómetros por hora, transformado ya en una bola de fuego silbante, y se incrustó al fondo del mundo, frente a las costas de Yucatán. Fue el mejor gol de la historia de la competición. O de la era mesozoica.
Mario Cuenca Sandoval

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Deseo de ser piel roja

En otra realidad Luis Enrique se levanta aturdido y se revuelve, tras recibir el codazo de Tassotti, con la ráfaga cárdena sobre la camiseta y su deseo brutal de ser piel roja. Golpea al italiano hasta robarle su última respiración, vistiéndose con el calor de su sangre, y galopa después por la ladera con sus nuevas pinturas cobrizas en los ojos.
Joaquín Pérez Azaústre

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El pacto

Vendió su alma al diablo a cambio de que el Atlético ganara al Madrid en los noventa minutos reglamentados. Cuando Sergio Ramos marcó el empate, aquel forofo ya llevaba 2 minutos y 48 segundos ardiendo en el infierno.
Juan Aparicio Belmonte

Fuente: El cultural (06.06.14)

http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/34787/El_minuto_decisivo

Reseña sobre Cuéntame un gol. R. Lafuente. ABC Cultural

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Presentación Cuéntame un gol el día 11 de junio en Madrid

INVITACION CUENTAME UN GOL - 11 DE JUNIO

Presentación de la antología de relatos

Cuéntame un gol, cuentos de fútbol

(prólogo de Marcos López-RTVE) 

 11 de junio de 21014

a las 19:00 h.

en

ESPACIO RONDA

Ronda de Segovia 50

28005, Madrid.

La infanta Elena con Cuéntame un gol

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Inauguración de la Feria del Libro de Madrid. 3o de mayo de 2014. Caseta 329, Editorial Verbum. Luis Rafael, Director editorial, hace entrega de un ejemplar de la antología CUÉNTAME UN GOL. CUENTOS DE FÚTBOL (Prólogo de Marcos López de RTVE), a la Infanta Elena.

Presentación Cuéntame un gol. Cuentos de fútbol

Cuentos de fútbol

INVITACIÓN

Presentación de la antología de relatos de fútbol

CUÉNTAME UN GOL

el sábado 10 de Mayo de 2014

a las 19.30h. en

Librería El Tranvía (C. Comercial Moda Shopping)
Avda. General Perón 40. 28020.
MADRID

¡Os esperamos!

Cómo llegar:

http://www.eltranvia.libreriasindependientes.com/donde-estamos

Cuéntame un gol. Cuentos de fútbol

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Presentación día 10 de Mayo de 2014. 19.30h. Librería El Tranvía (C. Comercial Moda Shopping) Avda. General Perón 40. 28020. MADRID.

“Fútbol es fútbol…” escucharon los españoles a finales de los setenta. Para los que no entendemos de fútbol, puede que no alcance mayor expectativa que una frase encerrada en sí misma. Sin una salida idiomáticamente simple. Por que yo, que no conozco las reglas del deporte rey, ni siento pasión por un equipo, no me derrito por una jugada ni deseo derrotas ajenas. Tampoco valoro estrategias, ni dicto sentencias deportivas. Es como si un futbolista leyese “Arte es arte”. Absurda y cruel comparación. Claro que, mientras no hubo imagen, se vivió de la crónica, en forma de radio y, para cultos y/o adinerados, de prensa escrita. En ellas se prodigaron periodistas. Se acuñaron posteriormente locutores y se descubrieron plumas, las más valoradas, en las bandas de un campo de fútbol. Desde Mar de la Plata hasta la Ría del Nervión comenzaron a vivirse con pasión lo que denominaron derby. Para que las hazañas de unos y otras (las plumas) cruzaran el oceáno decidieron que cada cuatro años era referencia válida la recapitulación mundial de sus ídolos. Al llegar la televisión el papel perdió algo de protagonismo y hoy el cerebro humano sigue hipotecado al acontecimiento directo y real que proporciona la combinación de color y locución. ¿Quién da más? Solo internet, precoz dinamitadora del papel, parece ponerse a favor de la literatura futbolística. Y surgieron los cuentos que quisieron hacer posible lo que no se leía o veía en un campo de fútbol. Del mito al dios, pasando por la religión en forma de balón. Y por eso hoy no se prodigan, a pesar de hemerotecas y escasas recopilaciones antológicas, relatos de fútbol.

Sin embargo, con el fútbol de trasfondo, se pueden crear buenas historias, lejos de las crónicas, que den otro contexto a la frase de Boškov con la que me ha parecido oportuno abrir esta reseña sobre la acertada antología Cuéntame un gol. Cuentos de fútbol. (Verbum, 2014). No es fácil concentrarse con una mosca que entra en el salón de casa mientras se trata de seguir la poderosa final que nos brindó el Mundial de 1990 (Lazzarono y Bilarda) al desgarbado modo de la novelista Nieves Sevilla, o pensar que un delantero nato deja de meter goles como a quién le sale una verruga y acude a un brujo como remedio final para acabar con la sequía goleadora (Equilibrio de fuerzas) con la suspicaz prosa de Gonzalo García-Prieto. Así van surgiendo los relatos de esta antología que Verbum propone de la mano de autores consagrados como Manuel Pozo (El día que me encontré con Pirri), con ese nostálgico flashback de infancia que anestesia al protagonista tras un encuentro en la calle con un valiente defensa que jugó en el Real Madrid. Y de la niñez nos viene contando Antonio García-Catalán (El primer gol), para que vale un gol, sobre todo si es el primero de tu vida. Y así uno hace pandilla, con un balón y unas porterías figuradas (Los murciélagos y los límites imaginarios), tal cual lo narra Patricia Jiménez López, donde los jugadores de la selección española que golearon a Malta se rifan la suerte en una pachanga. Niños que sueñan con ser sus ídolos, o simplemente ver a la selección española aunque sea en televisión (El sueño de un académico), punto de vista interesante, como el que propone Elena Fernández Ruiz, con la final de la Eurocopa de 1964. Tiempos duros, de la España en blanco y negro donde los riesgos se corren en los lugares más inesperados (El Partido), sobre todo cuando los días de fútbol el correo del partido político clandestino, retratado por Marcos Cánovas, acude al estadio en busca de información.

Disfrutará el lector con historias cuasisalvajes y románticas. Exquisitas. Para acompañar con una tarde de lectura y sosiego. A veces misteriosas (El campeón) con esa atmósfera que tan bien sabe preparar Ricardo Rincón en sus cuentos. Que nos enganchará para seguir leyendo y disfrutando de momentos como el que nos brinda Francisco Javier Conejo (El debut) cuando un chico de diecinueve años ve cumplido su ansiado sueño de debutar, hasta que un fuerte pinchazo en el pecho provoca su desvanecimiento. Cuentos actuales, como el de José Manuel Gómez Vega (Blancos de corazón) al otro lado de la valla fronteriza de Melilla, en Beni Ansar, con una pureza de sentimientos inigualable. O a este lado de la España corrupta (Los goles soñados) donde las aspiraciones de un funcionario interino de conseguir una plaza fija pasan, según su autor Juan Antonio Román Muñoz, por el resultado de un partido de fútbol entre dos pueblos vecinos. Rabiosa actualidad. Indignada patria que no tiene letra en su himno, y de ello se encarga el escritor José Antonio Nieto (La letra del himno, antes del partido) en las carnes del preu Juanito. Héroes anónimos. O vestidos de negro como el protagonista que pita su primera final (Por los buenos tiempos) en la que Eloy Serrano nos destripa viejas riñas. Tiempos pasados y modernos en los que lo femenino reclama su esfera (El grito) con una genial historia, como las veinte que forman la antología, sobre un penalti no pitado por una mujer, con el inconfundible estilo de Isabel Martínez. Y de penas máximas versa el relato del seguntino Ángel del Castillo (El penalti). Con recuerdos juveniles. Cómo los que Camilo Herrera evoca (Hasta el sol de hoy) rindiendo tributo al amor de una joven deseada por todos los jugadores de un encuentro.

Me escribe, desde Argentina, el cuentista Néstor Quadri (El viejo): “A menudo suele aseverarse entre los hinchas fanáticos del fútbol que un jugador es viejo como sinónimo de ineficacia”. Bárbaro castigo compañero; boluda competencia. Con esa madera de campeón, de carbayón, con la que los asturianos pujaron y no dejaron que su club desapareciera (Madera de roble), palabra de Julio Rodríguez Díaz. Y por eso creo, como David Grande (Nadie puede escapar) que esa esclavitud, que es en el fondo lo que encierra la frase sin salida de Vujadin, nos lleva a huir del fútbol durante toda la vida. Vida que me ha enseñado a leer dos veces, la primera a los demás, la segunda a mi mismo (El cancerbero). Y para el final, el principio: El prólogo. ¡Cuanta razón, cuanta añoranza! Pero así también empezaron aquellos locutores, aquellas plumas. Con maestros que creían saberlo todo, por que solo ellos lo habían visto. O vivido. Y Marcos López al que observo envarado, tras las gafas negras de pasta, cada noche en el telediario de las nueve, telegrafiando una cruel actualidad, supo adivinar el precio del gol. Balonmano, fútbol o chapas. Goles al fin y al cabo, porque él sí que sabe leer. Sin segundas lecturas, tantas veces innecesarias. Por que detrás de “Fútbol es fútbol…” muy pocos saben, gracias Marcos, que Vujadin Boškov dijo “e gol e gol”.

El acto contará con la asistencia de Marcos López (Rtve) y Fernando Rodríguez Lafuente (director de ABC Cultural).

 
Fermín Caballero Bojart
http://www.elcotidiano.es

La maldición de la triple corona

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Franz Beckenbauer
Foto: Bayern München Official website

A nadie se le escapa que al F.C. Barcelona últimamente le están saliendo algunas cosas mal. Salud, dinero y amor parecen fallarle desde que se marchó Guardiola. Cuando Pep se va todo parece seguir igual pero ya nada es lo mismo. Como una premonición, como un fin de ciclo. Una ley de vida que los grandes equipos de la historia parecen tener pactada con la consecución de la triple corona. Con un principio y un final, que en el caso del equipo catalán le ha permitido mantenerse en equilibrio desde que lo consiguió, hace ahora 5 años. Si esta temporada Real Madrid o Atlético de Madrid, rivales directos por el título de liga, terminan triunfando en detrimento de los catalanes las alarmas saltarán en el Camp Nou.

Triplete, triple corona, trébol, “hat-trick”, viene a ser como la consecución de algo repetido tres veces. En el fútbol europeo ese “algo” equivale a un título. Si un equipo obtiene los tres mejores títulos (Liga, Copa y Champions) en una misma temporada alcanza la triple corona. Logro que hasta hoy solo han obtenido, junto al F.C. Barcelona (2009), otros seis equipos: Celtic  Glasgow (1967), Ajax (1972), PSV Eindhoven (1988), Manchester United (1999), Inter de Milán (2010) y Bayern Múnich (2013).

El Celtic fue el primero en conseguirlo. Proeza que pasó por remontar en la final de la Copa de Europa un uno cero adverso al Inter de Milán entrenado por Helenio Herrera y donde jugaba “El Arquitecto” Luis Suárez (balón de oro). En la década de los setenta fue el Ajax de Johan Cruyff quien se coronó con el trébol, de nuevo frente al Inter aún entrenado por Helenio. En la década de los ochenta fue otro equipo holandés, el PSV, quién se alzó con las tres máximas competiciones. En los noventa le correspondió al Manchester United que dio la vuelta al marcador en los minutos de descuento en la final de la UEFA Champions League. El año 2009 fue un año histórico para los culés, batieron récords y lograron superar con éxito todas las competiciones que afrontaron. Se alzaron con un triplete que ningún equipo español había conseguido. El Inter de Milán de Mourinho y Eto’o impidieron en 2010 al Bayern alzarse con la triple corona. Los milaneses obtuvieron su triplete por primera vez para un equipo italiano. Y 2013, por fin, fue el año del Bayern.

Ninguno de los siete equipos ha logrado repetir la hazaña, lo que da una idea de lo complicado que es hacerse con las tres máximas competiciones en una misma temporada. Solo Manchester y Barcelona han vuelto a ganar la Copa de Europa tras lograr el triplete. Y como si una extraña maldición se apoderase de ellos ya no vuelven a brillar igual. Y sus estrellas palidecen. Con los años la máxima gloria parece quedar para la historia. Y ello se convierte en hándicap casi insalvable para que las nuevas generaciones puedan subir tan alto. Como si los héroes que alcanzaron la triple corona lo fueron porque nunca antes en su club se hubiese jugado y rendido a un nivel de competición único (con perdón de Bobby Charlton, Luis Suarez y del káiserBeckenbauer).

Un F.C. Barcelona herido anímicamente, sin salud, dinero, ni amor, no quiere dejar en bandeja al Bayern de Guardiola una oportunidad tan clara. Los de Pep con su juego frontal y directo pasan en la actualidad por un momento de forma excelente de cara a la recta final de temporada, lo que les sitúa ante una ocasión inigualable para lograr lo que ningún club de fútbol europeo ha conseguido hasta hoy: obtener dos veces la triple corona. Pero hasta el 24 de mayo de 2014, fecha en que se jugará la final de la Champions en el estadio lisboeta de Da Luz, quedan 69 días para saber si Pep será capaz de romper la maldición (el Bayern tampoco pudo romper la de obtener una Champions en su propio estadio). Y a impedírselo aspira media Europa. Incluido el portugués Cristiano Ronaldo y el Real Madrid que en sus 112 años de existencia tiene todavía una proeza pendiente con la historia. Después el ocaso.

Fermín Caballero Bojart.
Publicado en El cotidiano. 10 de marzo de 2014.
http://www.elcotidiano.es/la-maldicion-de-la-triple-corona/

Ganadores del Concurso de relatos «Cuentos de fútbol»

Un jurado compuesto por: Antonio Álvarez Gil, Eugenio Suárez-Galván, Pío E. Serrano y Marcos López ha seleccionado, entre las 157 obras recibidas, los siguientes veinte cuentos que integrarán el libro Cuéntame un gol. Relatos de fútbol:

1. “Lazzarono y Bilardo”. Autora: Nieves Sevilla Nohales

2. “Equilibrio de fuerzas”. Autor: Gonzalo García-Prieto

3. “El campeón”. Autor: Ricardo Huarota

4. “Los murciélagos y los límites imaginarios”. Autora: Patricia Jiménez López

5. “Blanco de corazón”. Autor: José Manuel Gómez Vega

6. “El cancerbero”. Autor: Fermín Caballero Bojart

7. “Más allá del Partido”. Autor: Marcos Cánovas

8. “El debut”. Autor: Francisco Javier Conejo Hidalgo

9. “El sueño de un académico”. Autora: Elena Fernández Ruiz

10. “La letra del himno, antes del partido”.  Autor: José Antonio Nieto Solís

11. “Nadie puede escapar”.  Autor: David Grande

12. “Por los buenos tiempos”. Autor: Eloy Serrano Barroso

13. “Hasta el sol de hoy”. Autor: Camilo Herrera

14. “Madera de roble”. Autor: Julio Rodríguez Díaz

15. “El grito”. Autora: Isabel Martínez

16. “El viejo”. Autor: Néstor Quadri

17. “El penalti”. Autor: Ángel Luis del Castillo Gordo

18. “Al primer palo”. Autor: Juan Antonio Román Muñoz

19. “El primer gol”. Autor: Antonio García Catalán

20. “El día que me encontré con Pirri”. Autor: Manuel Pozo Gómez

Fuente:

Verbum Editorial

http://www.verbumeditorial.com/es/blog/Posts/show/ganadores-del-concurso-de-relatos-quotcuentos-de-futbolquot-429

“Barrilete cósmico, ¿de qué planeta viniste?”

debut-pensal-byn-2La mañana del lunes 23 de febrero de 1981 la prensa española informó puntualmente de los acontecimientos deportivos del fin de semana. El fútbol, deporte rey entonces como hoy, acaparaba casi todas las páginas de la prensa deportiva. Pasadas las páginas centrales quedaban aparcadas la derrota del Real Madrid en baloncesto frente al OAR de El Ferrol, o la victoria del Barcelona en balonmano frente al Calpisa en el Palau Blau Grana. Hacia las páginas finales, y de pasada, quedaban en un recuadro las medallas (2 de plata -Javier Moracho y Antonio Corgos- y una de bronce –Antonio Páez-) del Campeonato de Europa de Atletismo en pista cubierta de Grenoble. Desde 1968 no se conseguía pódium.

Sin desmerecer la importancia de otros deportes el fútbol ya embrutecía las mentes. Pandemia que el periodismo ha procurado paliar con  buenas crónicas, siendo además de agradecer que haya pocas fotos en los diarios deportivos para que los aficionados lean su ración diaria, que aún esta por determinar por la FAO, sin despistes.

En una liga de 18 equipos, la clasificación la encabezaba el Atlético de Madrid con 35 puntos, seguido del F.C. Barcelona con 33. El Real Madrid navegaba a la deriva por el sexto puesto  empatado a 29 puntos con el Betis y la Real Sociedad. Por la cola de la tabla la Unión Deportiva Salamanca ejercía de farolillo rojo con 14 puntos.

Enrique Castro “Quini”, delantero asturiano del Barcelona, llevaba marcados 16 goles en 25 partidos. Trofeo Pichichi que no se le escaparía al final de la temporada. Como tampoco se le escapó el título a la Real Sociedad de San Sebastián, que a pesar de estar a 5 puntos del Atlético de Madrid se alzó con el título de liga en la última jornada. Amenes de árbitros (léase Álvarez Marguenda arbitrando en el estadio Vicente Calderón) o últimos suspiros (un empate del Madrid en el último partido contra el Betis y un gol de Zamora acabando la segunda parte dieron el primer título de la historia a la Real).  Murcia, Salamanca y Almería descendieron a Segunda división. Y el trofeo Zamora al portero menos goleado se lo llevó Arconada.

La jornada de liga trascurrió sin penaltis. Con disturbios tras la derrota de Osasuna, en casa, frente al Real Madrid.  Y con el entrenador del Barcelona Helenio Herrera declarando “Veo el título a nuestro alcance”. Boskov entrenaba al Real y sus ambiciones pasaban por llegar a la final de la Copa de Europa.

En cuanto a la sección internacional la prensa destacó, además de los partidos clasificatorios para el Mundial de España, dos noticias con nombres propios: Maradona y Falcao. En el estadio de La Bombonera, el argentino Diego Armando Maradona debutaba con Boca Juniors marcando dos goles (de penalti) e infiltrado, venciendo por 4 a 1 al Club Atlético Talleres de Córdoba (frente a Talleres también debutó con Argentinos Juniors). Y en Italia, el futbolista brasileño Paulo Roberto Falcao (al colombiano Radamel, su padre, le llamo también Falcao en su memoria) marcaba su primer gol en el Calcio con la Roma. El argentino y el brasileño apenas ocupaban dos pequeños recuadros en sendas esquinas del apartado internacional de las hojas de los diarios.

En aquella tarde de calor asfixiante de La Bombonera, debutaba también un periodista. El locutor uruguayo Víctor Hugo Morales. El mismo que en el Mundial de México ’86, tras agradecer a Dios llorando, le preguntará incrédulo a la audiencia como si fuese así mismo: “Barrilete cósmico, ¿de qué planeta viniste?”. Maradona arrancando desde medio campo había regateado a media selección inglesa y acababa de marcar el 2 a 1. El resto fue innecesario.

Entonces un guardia civil con bigote, pistola en mano, entró en el Congreso de los Diputados y todos los periódicos se quedaron abiertos a medio leer y los comentarios deportivos inconclusos. La embestida neuronal del fútbol patrio a los políticos quedó abortada por otro barrilete, extraño y verde.

Hoy 33 años después cuando algunos de los embrutecidos se empeñan en recordar lo que leían, tienen que ir a la hemeroteca del 23F donde apenas quedan espacios para el recuerdo. Y solo ven fotos, de fútbol por supuesto, de las que se publicaban para que nadie se despistase.

Fermín Caballero Bojart.
Publicado en El cotidiano. 23 de febrero de 2014.
http://www.elcotidiano.es/barrilete-cosmico-de-que-planeta-viniste/

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